¿En serio necesitamos un padre?

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¿No les pasa que se olvidan del día de padre? No es una fecha muy valorada socialmente en nuestro país, con una tradición de larga data de huachedad o huachitud, como decía un profesor de historia que tenía en la universidad. Y tiene razón, Chile; tiene esa historia por la conformación de la sociedad colonial. Los peones iban de lugar en lugar en busca de un empleo temporal y esto dio caldo de cultivo para una paternidad no tan comprometida por decirlo de algún modo. Como la historia es maestra de vida, pareciera que esta tradición de restarle importancia al padre, debido a su genérica ausencia, se hizo lugar común en imaginario nacional. Comparado con el día de la madre el día del padre no vende nada y no mueve a nadie. Y aparece la frase común como padre es el que cría, pero no se dice lo mismo de la madre, al contrario, para la madre está reservada “madre hay una sola”, en este imaginario social que reservamos y guardamos generación tras generación.

¿Es esto una ofensa a los buenos padres? Por supuesto que no lo es, ser un buen padre no es nada más que un deber, así como, lo es ser una buena madre. El punto en cuestión es que se necesita del padre y alguien o algo va a tomar ese rol. Aquel que no tiene padre anda buscando siempre una figura paterna, alguien que los guíe o que los aconsejé. Es cierto, todos los estudios indican eso. Me podría dedicar a citar universidades, pero es solo cosa de buscarlo en Google. ¿El punto en cuestión, cuál es? ¿No es esto el número especial del padre? ¿Nos está atacando o defendiendo? Lo cierto es que el punto en cuestión es que la figura del padre es relevante en el desarrollo de cualquier ser humano. Tanto es así que es siempre remplazado por alguien, lo mismo que la madre. No es que la madre sea superior al padre. Es que te hicieron creer eso para te sientas menos culpable de desligarte de tus hijos.

Es cierto que hay menos madres que se desligan de sus hijos, los números no pueden mentir. Es cierto también que nadie o casi nadie está al día con la pensión alimenticia y esto corre para los dos por igual. Desligarse de la responsabilidad de tener un hijo, no es solamente un acto deplorable, es también un acto de poco amor consigo mismo. Quien se olvida de su hijo, se olvida de sí mismo. No solo lo abandonas a él, te abandonas a ti. A esa parte de humanidad que debe conocer tu herencia. Y tu herencia no es solo la tierra que llevas en los zapatos, son tus gestos, tu sentido del humor, tu forma de concebir la belleza.

En este día del padre que pasa sin pena ni gloria en el imaginario nacional, démosle un giro de tuerca. No nos empatemos con las mujeres, de nuestros cuerpos no sale un crío. Pero eso sí, en muchos por no decir todos aquellos que algo de alma tenemos, nuestros hijos se crían gramo a gramo en nuestro pecho. Y en el peor de los casos si hiciste caso omiso de aquellos, te pesan como un fantasma gigantesco en la memoria. He conocido malos padres, yo tuve uno. He conocido mujeres que hicieron de padre, yo tuve una. He conocido padres que sin serlo se merecen un mar lleno de estatuas, yo tuve uno. En fin, esta historia da para largo y podría escribir dos páginas más de este tema, quizás una novela, pero el espacio se me hace poco. A modo de síntesis y para dejar clara la idea solo queda manifestar que todos necesitamos un padre. Todos buscamos uno, es parte de nosotros, va más allá que el imaginario nacional, que la historia patria o lo que sea que les enarbole la perdiz. Esta en nuestra humanidad, el padre y la madre son piedras angulares en la conformación de nuestra personalidad de aquella infancia sagrada a la cual volvemos todos los días de nuestra vida.

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